miércoles, 23 de mayo de 2012

Otro Cuento que No Tiene Nada Que Ver con el Blog


En un abrir y cerrar de ojos...... de todo puede pasar.
6:50- Se levanta de su cama, se mira en el espejo y selecciona su mejor atuendo para trabajar.
6:50- Se dirige al baño para asearse, lo usual: cepillarse el cabello, lavarse la cara y los dientes, pero había algo fuera de lo normal, del botiquín sacaba unas píldoras, tenía dolor de cabeza,  luego prosigue normalmente.
7:15- Comienza a preparar el desayuno, puedo percibir el olor de los Omelettes, al instante escuchó su dulce voz entonar una leve melodía. La rutina de todos los días, el ya se la sabía.
Ya lavado los platos emprende su viaje hacía el establecimiento donde ella trabajaba, la dedicación que ella tenía con su trabajo le fascinaba, recordaba el día en que la conoció le gustó tanto esa chica hasta el punto de obsesionarse con ella.
En fin, su traje de policía estaba terminado, era perfecto se había preocupado hasta del más mínimo detalle, si no lo hubiese perfeccionado personalmente hasta el mismo creería que era uno de verdad.
 Al percatarse del rugido del auto de la chica, corrió hasta la bicicleta camino, fue directamente camino a la comisaria para “tomar prestada” una de esas motocicletas de policía, todo era perfecto, su plan era perfecto.
Luego de un enorme esfuerzo logró alcanzarla- no deberían dejar conducir tan rápido a las personas- pensó,  la hizo bajar de su automóvil.
-¿Ocurre algo oficial?- preguntó  dulcemente.
- Últimamente hemos encontrado grandes cantidades de droga en autos que pasan por esta carretera y para prevenir estamos registrándolos uno por uno, así que ¿me hace el favor de bajarse?
-Claro
En un rápido y no muy brusco movimiento ella ya estaba chillando desesperada por su libertad, no funcionaba mucho, ya que el desgraciado la había amordazado y atado. Se la llevó a la espesura del bosque para lo que había añorado con tanto deseo sea en ese momento de su propiedad, ¡al fin, al fin sus mayores deseos se hacían realidad!
No dejaba de moverse y de patalear su paciencia empezaba a agotarse. Comenzó con gritos y comentarios hirientes o al menos para ella lo eran, luego un leve bofetón que apenas rosó su mejilla, de los comentarios  a las cachetadas y de las cachetadas a los puñetazos y patada, moretones y cicatrices iban  a ser marcas de un horroroso momento que ella nunca pensó que iba a suceder.
El conto los minutos, segundos y que estuvo con ella, en los que abusó con brusquedad de ella, 62 minutos, 20 segundos  infernales, hasta que todo acabó.
Tirada en el suelo divisaba la oscura figura del chico alejarse, estaba destrozada, pero no podía quedarse ahí tirada, hizo lo que pudo para llegar a la carretera hasta que lo logró. Autos iban y venían, pero estos no paraban para socorrerla.
A lo lejos veía un bus que se acercaba a de a poco, hasta que al llegar a  donde ella se encontraba paró, de este bajó un hombre canos de unos 48 años de edad y un par de personas que le ayudaron a levantarse del piso ensangrentado- gracias al cielo- pensó, la subieron al bus y se percataron de que estaba casi desnuda y muy herida, un pasajero amablemente le dio sus zapatos y calcetines para estar más protegida del frío, otro le dio su abrigo, la llevaron hacia al hospital, gracias a esas buenas personas ella se salvó, pero su conciencia e inocencia no, o al menos no por ahora.